Gonzalez y Gonzalez Gallery /Santa Lucia 382 / depto. 3d / 8320151 Santiago / CHILE
11 de Junio – 31 Julio 2011
La galería González y González se complace en presentar “Rachiu din cacat si pufoaica”, primera exposición individual del artista rumano Ciprian Homorodean en latinoamerica.
La exposición, compuesta por videos y fotografías, hace patente el antiguo deseo, presente en todas las civilizaciones, de transformar materiales básicos en materiales nobles. Es esto lo que sucede en Rachiu din cacat si pufoaica, video que da nombre a la muestra cuya traducción más fiel sería Brandy de mierda y abrigo acolchado, un alchol hecho de la mezcla de mierda de pollo con un abrigo acolchado del propio Ciprian, que se obtiene siguiendo una antigua receta proveniente de Teregova, ciudad ubicada el oeste de Rumania. A partir de estas materias primas, Homorodean consigue destilar, en alchol puro de 42º, una variante del licor nacional rumano Tuica. A través de un proceso que recuerda la edad de oro de los antiguos alquimistas que transformaban metales comunes en oro, los excrementos del pollo y el abrigo fueron transfromados en una bebida dotada de inusuales cualidades magicas.
Un video documental de la transformación de las fecas en obra de arte liquido descubre el proceso en detalle. Pero, como en la mayoria de los ensayos artisticos, el trabajo no queda encasillado en una expresion singular o en una forma particular. El making-of del Rachiu (brandy) y el alchol en sí mismo, presentado en botellas individuales etiquetadas, son la parte visible de un trabajo conectado con la tradición rumana, su historia y contexto social. El cual, últimamente, es la historia de la experiencia humana y el reflejo de las implicancias de negociar una vida mejor.
El punto en la investigación artística de Homorodena es el rol social del alchol y sus significados para los distintos grupos sociales. Mientras los ricos beben para celebrar, los indigentes se emborrachan seguido para olvidar. Los primeros lo utilizan en fiestas mezclando copas de vino o
champaña como lubricantes para el intercambio social; los últimos ahogan su solitaria desesperanza con el alchol más barato que tengan a mano. Para aquellos golpeados por la pobreza, la borrachera ofrece un estado mental en el que los sueños y deseos inconclusos pueden ser satisfechos aunque solo sea en estados de inestabilidad, olvido y euphoria. Sin embargo, mientras los contextos cultural y económico definen a los bebedores, no existen fronteras que separen la precariedad de la mente. Beber también ayuda a esconder el vacio de la borrachera. En todos los casos, el alchol funciona como una posión sobre natural: escapada bebible hacia un mundo ideal.